No beber suficiente agua aumenta la hormona del estrés
- PeriodicoYA Puebla
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Jessica Zamora Ramirez / salud180.com
No consumir suficiente agua diariamente no solo puede afectar los riñones o la piel, sino que también podría ser el causante de episodios de mal humor, ansiedad o fatiga mental.
¿La razón? El aumento en la producción de cortisol, la principal hormona del estrés.

La ciencia detrás de la deshidratación
Un estudio publicado en el Journal of Applied Physiology analizó a 62 hombres y mujeres sanos, dividiéndolos en dos grupos según su consumo diario de líquidos.
Uno de los grupos bebía menos de 1.5 litros al día, lo que se consideró una ingesta baja. El otro grupo cumplía con las recomendaciones habituales: 2 litros para mujeres y 2.5 litros para hombres.
El estudio reveló que quienes consumían menos agua presentaban una mayor reactividad al estrés (intensidad y velocidad con la que tu cuerpo libera la hormona del estrés), medida a través de pruebas específicas.
Estos resultados se reforzaron con un estudio independiente realizado por la Liverpool John Moores University (LJMU), que evaluó los efectos de la hidratación en la producción de cortisol.

¿Qué es el cortisol y cómo se relaciona con el agua?
El cortisol es una hormona que se libera como parte de la respuesta natural del cuerpo ante situaciones de tensión o peligro, menciona la Houston Met Hodist.
Aunque es necesaria en pequeñas cantidades, cuando se mantiene elevada por periodos prolongados puede generar efectos negativos en la salud, desde insomnio hasta enfermedades cardiovasculares.
El estudio de la LJMU encontró que las personas que bebían menos de siete vasos de agua al día (alrededor de 1.5 litros) producían un 50 % más de cortisol en comparación con quienes mantenían una hidratación adecuada.
Los investigadores utilizaron la Prueba de Estrés Social de Trier (TSST), un protocolo científico diseñado para inducir estrés psicológico de forma controlada y segura en un entorno de laboratorio.
Se usó la TSST para evaluar la respuesta al estrés, y midieron los niveles de hidratación mediante análisis de sangre y orina durante siete días.
Los resultados fueron contundentes: beber poca agua afecta directamente la respuesta del cuerpo al estrés, tanto en hombres como en mujeres.

¿Por qué no sentir sed no significa estar bien hidratado?
Uno de los hallazgos más importantes del estudio es que las personas con bajo consumo de agua no reportaron tener más sed que aquellas que sí cumplían con las recomendaciones.
Esto pone en evidencia que la sensación de sed no siempre es un indicador confiable del estado de hidratación del cuerpo.
Esta condición ha sido nombrada por los expertos de Only My Health como “deshidratación silenciosa”, ya que puede desarrollarse sin síntomas visibles.
El organismo se adapta a la falta de agua, pero paga un precio: niveles más altos de cortisol, menor rendimiento cognitivo y mayor vulnerabilidad a trastornos del estado de ánimo.
Repercusiones a largo plazo por no tomar suficiente agua
Neil Walsh, director del estudio en la Facultad de Ciencias del Deporte y el Ejercicio de la Liverpool John Moores University, advierte sobre las consecuencias de una hidratación deficiente:
“El cortisol es la principal hormona del estrés del cuerpo, y una reactividad exagerada al estrés está asociada con un mayor riesgo de enfermedades cardíacas, diabetes y depresión”.
A estas advertencias se suma la información de la Cleveland Clinic, institución médica de prestigio internacional, que señala que la deshidratación crónica o grave puede causar daños en órganos vitales, incluyendo:
Cálculos renales
Insuficiencia renal
Problemas cardíacos
Shock, coma o incluso la muerte en casos extremos
Además, otros estudios científicos han relacionado la deshidratación con la disminución de funciones cognitivas como la memoria, la atención y la concentración.
¿Cuánta agua necesitamos consumir realmente?
La cantidad de agua recomendada varía ligeramente según las fuentes oficiales, pero todas coinciden en que una hidratación adecuada es clave para una vida saludable:
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) establece una ingesta diaria adecuada de 2,5 litros para hombres y 2,0 litros para mujeres. Esta cantidad incluye el agua proveniente de bebidas y alimentos.
Por su parte, las National Academies of Sciences, Engineering, and Medicine (EE.UU.) recomiendan un consumo algo más elevado: 3.7 litros diarios para hombres y 2.7 litros para mujeres.
Es importante destacar que estos valores pueden variar según el nivel de actividad física, la edad, el clima, la dieta y otros factores individuales.
Beber agua es vital para el funcionamiento óptimo del cuerpo. Mantener una hidratación adecuada no solo favorece el buen estado de los órganos, sino que también impacta directamente en el bienestar emocional.
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